jueves, 15 de agosto de 2013

A un joven gris...

Versá un filamento de día, en una callejuela ebria de veloces madrugadas. Sembrá candiles en la erosión de las voces; hacer del estupor un filoso instrumento para herir el tedio es darle buena forma al odio. Cuando los pálpitos se desvanecen, acude infecto lo prístino a delatar soledades en bailes de termitas . Los jóvenes grises dejan deambular altivos sus miedos, los que ni las sombras de mediodía persiguen. Estulticia de un siempre porvenir,  cada norma encalla en livideces de estetas , enjutados frasquitos de exquisita moralina. Aromas de yos famélicos, de saludos rotos sobre mostrador trasparente, proyectos de bodegas polvorientas, empero, a la mustia espera de verdugos desabridos, de quien esperar libaciones descoloridas, sorbetes ahumados de la victimizada soberbia.   

León Alejandro Plata
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